De acuerdo a las estadísticas globales, el sector ganadero —incluida la lechería— genera alrededor de un 14,5% del total de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de origen antropogénico a nivel mundial, mientras que en Chile representa un 10,6%.
Considerando estos antecedentes es clave que los sistemas de producción lecheros escuchen las demandas y cuestionamientos, para que las metas del productor sean satisfechas al mismo tiempo que se cumplen las expectativas sociales de protección medioambiental y las expectativas del consumidor con respecto a la calidad de los productos animales.
Para ello existen diversos esfuerzos que permiten aumentar la sustentabilidad, sin comprometer la productividad animal. Una de estas alternativas se relaciona con el riego en praderas y realizarlo en forma racional. Estudios demuestran que es posible regar a un 50% de la capacidad de campo sin afectar la productividad de las praderas.
En la alimentación animal, herramientas de simulación demuestran que la inclusión de harina de soya en la dieta incrementa significativamente la huella de carbono de las lecherías. Un estudio demostró que es posible disminuir desde 1,75 a 0,85 kg el afrecho de soya, reemplazándolo por grano de arveja local, manteniendo los niveles productivos (25 kg de leche/día).
Asimismo, gracias a un trabajo colaborativo de la U. Austral, se están realizando trabajos orientados a disminuir la huella de carbono de las lecherías. A lo anterior se agregan medidas de mitigación para reducir las fuentes de emisión de gases de efecto invernadero.
Así, el sector lechero chileno, uno de los más eficientes del mundo, sigue trabajando para ser más sustentable y, en el mediano plazo alcanzar la carbono neutralidad.
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Por Juan Pablo Keim - Universidad Austral De Chile-
Fuente: El Mercurio - Revista del Campo