A grandes pasos avanza la producción de carne realizada a través de manejos holísticos. Ahora cuenta con el sello Land to Market, que certifica que hubo una regeneración real en el campo. Se suma a una metodología que permite determinar cuánto carbono se ha secuestrado, respecto de la línea inicial, con lo que están ad portas de transar los primeros bonos en el mercado voluntario.
A Juan Aristizabal apostar por el sello Land To Market le permitió, entre otras cosas, encontrar un punto de contacto con su hija mayor, que se había hecho vegetariana para disminuir el impacto de la ganadería en el planeta.
Aristizabal, hijo informático y nieto de ganaderos argentinos radicado en Chile, no pudo evitar volver a sus raíces y cuando buscó en qué invertir, la opción fueron las vacas. Pero, quería hacerlo de forma distinta. Ahí fue cuando, en 2019, conocí a Isidora Molina y la ganadería regenerativa y decidí aprender con ella. En 2021 sacó para su fondo Bonanza el sello Land to Market, del Savory Institute, que certifica los avances y mejoras reales del suelo y su entorno.
"Cuando mi hija se hizo vegetariana fue una preocupación, pero también una señal de lo que está pasando en el planeta. Cuando ella conoció este método, cómo las vacas ayudan a regenerar la tierra y que, además, se está capturando gran cantidad de carbono, volvió a su dieta normal', comenta Aristizabal, que tiene 200 hectáreas en la zona de Puyehue, de las cuales 100 son de bosque nativo.
Con la posibilidad de demostrar y certificar cuánto se recupera efectivamente la tierra, la ganadería regenerativa en Chile se convierte en una opción cada vez más atractiva y que conquista, también a los consumidores. Ahora, además, da un nuevo salto ya que, además del sello, suma la venta de bonos de carbono, por el gas capturado en las praderas, con lo que la actividad no solo es positiva para el medio ambiente, sino que genera un ingreso alternativo. , aún pequeño, para el productor.
La historia de Efecto Manada es conocida: partió cuando Isidora Molina comenzó a aplicar el manejo holístico según lo establecido por el Savory Institute -en donde ella se había certificado- para recuperar los suelos.
Pronto volcaron ese aprendizaje en otros productores interesados y así hoy ya hay más de 71 mil hectáreas regeneradas y cerca de 720 productores trabajando con este sistema. Pero, se quiso ir más allá: verificar los efectos de esas prácticas en el entorno.
Ahí es cuando se apostó por certificar no solo lo que se está haciendo, sino los resultados reales, a través del sello Land To Market.
Certificar el impacto
El Savory Institute, creado por Allan Savory, precursor del manejo holístico y el ganado, ya cuenta con 50 nudos en el mundo. En Chile lo representa Efecto Manada. Eso significa que la entidad, además de entregar educación y asesorías, realiza el monitoreo ecológico, a través del Ecological Outomcome Verification (EOV), que es un método que verifica que se generó un impacto real en el entorno, que es lo que permite obtener el sello.
'El sello Land To Market, del Instituto Savory, a diferencia de otras certificaciones, mide los resultados ecológicos y no prácticos. Es decir, cuánto efectivamente estás regenerando, para así evitar que se incluyan algunas prácticas que no tengan necesariamente un impacto real. Esto, desde el punto de vista ambiental, permite verificar que las prácticas están siendo efectivas, lo que es una certeza también para el consumidor. 'Es un mecanismo de gestión', explica Isidora Molina.
Fue en 2019 cuando el sello llegó al país y en la actualidad hay 51 campos que están aplicando la metodología del monitoreo EOV.
Uno de ellos es El Reinal, de Matías Undurraga, quien, desde 2017, junto a su mujer, fue uno de los primeros en apostar por la ganadería regenerativa. En 2019 se inicia la certificación Land to Market: 'Da una base, es una garantía, porque están permanentemente monitoreando y verificando cómo se avanza', enfatiza.
Cuando un campo decide apostar por el sello firma un contrato o acuerdo. Luego, el departamento de garantía de calidad del programa visita los campos para, primero, levantar una línea base que entregue las condiciones en que se encuentra en el momento de partir.
De ahí se van verificando los cambios ocurridos a lo largo de cada año, dice Isidora Molina. Recuerda que es importante considerar los factores que puedan impactar, más allá de las prácticas.
'Por ejemplo, si hubo sequía, eso afecta los indicadores, pero la causa no es un factor de manejo, sino la condición climática. Todo eso se somete a evaluación y, si amerita, el sello se puede mantener', comenta.
En la actualidad hay 50 campos bajo monitoreo, desde el año 2020, con tamaños que van desde las 10 hasta las 1800 hectáreas, desde Valparaíso, hasta Magallanes, incluido un grupo de 80 pequeños ganaderos agrupados en Carnes Andes Sur, en Maule. Muchos de ellos usan el monitoreo solo para manejo interno, es decir no lo incorporan como heredad de mercado, en tanto otros, como El Reinal o Bonanza, lo incorporan como una forma de promover un producto que tiene un valor agregado.
Isidora Molina reconoce que el mercado para estos productos todavía es incipiente, pero recalca que la carne chilena, que es reconocida por ser de pasto y premium, con esto suma una nueva garantía que la coloca un escalón más alto.
De hecho, las carnes con Land To Market ya se comercializan en tiendas especializadas y en algunas cadenas de supermercados.
Juan Aristizabal vendió sus primeros kilos de carne certificada recién este año. -Es muy gratificante. Además, uno va al supermercado y ve a la gente mirando y que pregunta sobre eso, 'es un estímulo', dice.
El salto grande para el sello vino cuando el frigorífico Temuco, suscribió el acuerdo para, a través de su marca La Reserva abastecer a Walmart con carne de ganaderos certificada con el sello.
'Eso lo hace muy escalable', explica Isidora Molina. Agrega que significa que se está llegando directo al consumidor con esto.
Además, AgroShop, la filial del frigorífico Temuco, encargada de las compras, tiene abierta la puerta para el envío de estas carnes a las tiendas de la cadena del supermercado en distintas partes del mundo, comenta Cristóbal Parot, gerente de la filial (ver recuadro ).
Y, si bien, por ahora el sello solo se está trabajando en campos ganaderos y en algunas viñas que incluyen animales en su sistema, aunque no descarta que pueda extenderse a otros productos, especialmente fruta de exportación.
Y ahora bonos de carbono
Ahora la ganadería regenerativa está dando un nuevo salto: la venta de bonos de carbono, por ahora, en el mercado voluntario.
Cuando un ganadero opta por certificarse con el Land to Market, lo primero que se hace es establecer la línea base, que muestra cómo está el campo en el momento inicial, y luego, periódicamente, se realizan mediciones con la metodología EOV, que, entre Entre otras cosas, mide la cantidad de carbono secuestrado en el suelo.
Aristizabal cuenta que 'el fondo fue admitido, firmamos los contratos y ahora van a visitar para hacer la línea base y, con eso nos visitarán periódicamente para ver cuánto secuestramos'.
La diferencia entre la línea base y la medición anual permite ver cuánto se capturó y también cómo se está regenerando ese suelo. Y diferencial es lo que se podrá convertir en los bonos de carbono.
El Renal recién se está incorporando, pero Matías Undurraga reconoce que, como llevan años en este trabajo, el diferencial es pequeño.
Hay que considerar que lo que se mide no es la emisión de las vacas, sino que el carbono que queda en el suelo, así como la menor emisión de los procesos, como el uso de maquinarias o el producido al elaborar fertilizantes.
Diego Saavedra es el encargado del programa de carbono de Efecto Manada. Explica qué es lo que hacen es trabajar con el programa SARA de RUUTS, la organización que acompaña a productores de distintas partes de América Latina, en la conversión a regenerativos y que esto les genera una rentabilidad. SARA se enfoca específicamente en ganadería. 'Somos la parte en el terreno. Adoptamos la metodología VERRA -certificadora internacional de secuestro de carbono- y la aplicamos, dice.
Agrega que con esto se busca generar un beneficio extra -el acceso al mercado voluntario de bonos de carbono- a los productores que ya están trabajando con ganadería regenerativa.
El proyecto piloto para certificar bonos de carbono partió hace un año y medio y ya hay siete ganaderos listos para vender.
El valor de un bono -que equivale a una tonelada de carbono secuestrado- puede estar entre los US$ 5 y los US$ 35, dependiendo de factores como el lugar en dónde se encuentra (no es lo mismo secuestrar en Los Lagos, que en Magallanes). El promedio, para este tipo de proyecto, se estima que podría estar en US$15. De todas formas, se proyecta que para fines de este año se podrían estar transando los primeros bonos de ganaderos chilenos.
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Esto no es el negocio, pero puede disminuir o pagar los costos de la certificación o incluso llegar a ser un ingreso extra. Pero además, significa que el consumidor tiene a disposición un carnet que, comprobadamente, está aportando al entorno', insiste Molina.
De todas formas, las proyecciones para los bonos son amplias, insiste Saavedra, quien comenta que 'la consultora McKensey estima que cada bono de carbono va a incrementar su valor en 100 veces de aquí a 2050. Entonces, en 2030, el valor global de este mercado podrá ser de 50 billones de dólares'.
De hecho, a mediados de la semana pasada, se informó que Microsoft comprará 8 millones de créditos de carbono de BTG Pactual.
Por ahora, en Chile lo que se viene apoyando a los ganaderos que quieren apostar por esto entregándoles los conocimientos para que puedan hacerlo.
"Creo que certificarse y luego ir por los bonos es la forma de cerrar el ciclo de algo que estamos haciendo bien ya conciencia. 'Podemos mostrar de manera científica que las praderas están capturando carbono y de esa forma no estamos dañando el ecosistema', dice Aristizabal.
La clave sostiene el ganadero-informático es que la rigurosidad con que todo se certifica se mantenga en el tiempo y que, en la medida que llegue más gente, no aparezcan certificaciones 'express'.
'Lo importante es que todos quienes opten por esto transiten el mismo camino de búsqueda de mejoras, porque entonces se perdería la credibilidad que es el respaldo de que se están haciendo cosas con impacto real. Hoy en mi campo veo las diferencias de cómo era, pero también con respecto a los vecinos. Veo como la lluvia impregna y se infiltra mucho mejor, las calicatas muestran la diferencia en la presencia de insectos. También lo veo en la aparición de nuevos animales, aves e insectos. La misma gente del campo me dice: "esto no se veía hace años". Creo que este es el futuro de la humanidad' .
Apostar por estos cambios significa planificación y también inversión, pero para los expertos todo es ganancia, incluso económica.
'Efectivamente puede haber cambios en las inversiones necesarias, pero todo queda en el campo. Además, los costos de operación bajan, porque hay menor uso de insumos, por ejemplo. Pero los cambios más importantes son culturales, en el manejo, la forma de tomar decisiones. La ganadería chilena está avanzando en esto. 'Por ahora, la principal barrera de ingreso es el desconocimiento que existe', insiste Isidora Molina.
¿Salir al mundo?
Cristóbal Parot, gerente de AgroShop, -la filial de compra de carnes para el frigorífico Temuco- comenta que tienen el foco puesto en la sustentabilidad y estaban
buscando cómo implementar el concepto 'del fondo al consumidor'. Fue la propuesta que concretaron, para su marca La Reserva, con Walmart al ofrecer carne con el sello Land To Market, que certifica que en la crianza de ese ganado se mejoró efectivamente la condición del suelo.
Por ahora solo hacen 1.600 a 2 mil cabezas al año. 'Todos los campos que les compramos para La Reserva tienen que estar certificados con el Land To Market. Y, por lo mismo, por el ciclo regenerativo, sabemos que la disponibilidad de animales es estacional, ya que sigue el ciclo de la pradera.
De todas formas, Parot ve que las proyecciones son grandes. Especialmente porque recientemente participaron en un Summit de la cadena de supermercados y ganaron un Golden ticket, que les permite llevar este producto a cualquier local en el mundo. 'Aquí estamos hablando de exportar carne de ganado regenerativo al mundo'
El mercado de los bonos
Por ahora la apuesta es colocar los bonos en el mercado voluntario.
'El mercado voluntario tiene distintas plataformas. Ese es un mundo con brokers, traders y un mercado. Se pueden vender, por ejemplo, directamente con el desarrollador del proyecto, como la Climate Neutral Group. 'El productor firma un acuerdo con Ruuts, y Manada certifica que se cumple con lo acordado', explica Diego Saavedra.
Por ahora, en la evaluación se está considerando solo a las praderas, pero quieren empezar a incorporar programas que también consideren, por ejemplo, los bosques.
Saavedra comenta que están atentos a cómo avanza el mercado de los bonos regulados, ya que aún es incipiente en el país. Por ahora están postulando a un proyecto con el FIA y el IICA para avanzar en ese camino y, en contacto con el Ministerio de Medio Ambiente para ver 'si podemos proponer una metodología que permita que esto se extienda'.
Por Patricia Vildósola Errázuriz -
Fuente: El Mercurio - Revista del Campo