La académica Montserrat Victoriano es investigadora responsable del proyecto que tiene su foco en las personas mayores, se realiza junto a la Universidad de Chile y busca comprobar el impacto de una popular recomendación.
Consecuencia de patologías como demencias, efecto secundario del uso de fármacos para tratar un variopinto de recurrente afecciones o por cambios fisiológicos del proceso de envejecimiento; distintas razones pueden explicar por qué en las personas mayores (sobre 65 años) son comunes las alteraciones en cantidad y/o calidad del sueño y la prevalencia de trastornos en esta esfera.
Lo dicen las evidencias científicas, clínicas y experienciales como la de la doctora Montserrat Victoriano, directora del Departamento de Nutrición y Dietética de la Universidad de Concepción (UdeC), quien desde 2017 ha participado de un equipo multidisciplinario que trabaja con esta población, cuando le manifestaban la preocupación por sentir que duermen menos y/o mal que en etapas vitales previas.
¿Beber una taza de leche tibia antes de dormir realmente puede favorecer al sueño?, fue una pregunta que recurrentemente le plantearon, porque esa práctica es una popular recomendación, y se desafió a responderla científicamente con un proyecto que se adjudicó el premio “Gracias a la Leche 2022” de la Sociedad Chilena de Nutrición, que entregará fondos para desarrollar la investigación durante 12 meses.
Efecto de una taza
El proyecto del que es investigadora responsable lo ejecutarán académicos de la UdeC y la Universidad de Chile para estudiar personas en las comunas de Concepción y San Pedro de la Paz a nivel local, y de Recoleta e Independencia en la Región Metropolitana.
Montserrat Victoriano, especialista en Nutrición Humana, contó que las personas que recluten serán parte de una intervención que se extenderá por varias semanas y se dividirán en dos grupos: uno beberá una taza de leche de vaca sin lactosa y tibia pre-sueño; otro de control consumirá una bebida tipo placebo (con otra composición proteica).
A todos se les evaluará la percepción sobre el sueño antes, durante y después de la intervención, que dará datos subjetivos. En lo objetivo se usará una herramienta que permite medir variables como movimientos y horas de sueño profundo, por tanto, evidenciar si hay o no cambios.
Los posibles resultados generan bastante expectativa, porque estudios en otros países han generado evidencias en esta línea, pero se necesita para la propia población que difiere en características biológicas y sociales.
Consumo de leche
La investigación busca hallar una solución simple y natural a un problema común, relevando los aportes y ventajas de la leche como alimento, pero sin invalidar los estilos de alimentación que excluyen al producto ni sus derivados.
La nutricionista explicó que el humano ingiere leche de otros animales desde tiempos ancestrales y que por evolución es el único mamífero que mantiene post-destete a la lactasa, enzima que digiere la lactosa. Por eso como especie la toleramos y necesitamos sus nutrientes a lo largo del ciclo vital, porque resaltó que es gran fuente de proteínas, aminoácidos y del mineral calcio, entre otros.
Desde allí sostuvo que “si alguien no puede o no quiere consumir leche, hay alimentos que pueden sustituirla”, pero se necesitan combinaciones e idealmente tener supervisión para que sean adecuados los aportes que la leche entrega de forma sencilla y asequible.
Entre los beneficios clásicos del consumo de sus nutrientes está el fortalecimiento de huesos y dientes. Además, está su aporte del aminoácido triptófano que es precursor de la melatonina, hormona clave para inducir al sueño.
Por lo mismo, la académica UdeC dijo que las personas, de toda edad y con énfasis las mayores, no dejen de consumir leche si quieren y pueden. Incluso si hay algún nivel de intolerancia a la lactosa, porque aseveró que “existen muchos productos que no la poseen y entregan el mismo aporte nutricional”.
Sobre las intolerancias aclaró que se manifiestan en distintas intensidades y etapas, desde el inicio de la vida y también el paso del tiempo las vuelve más probables, producto de la disminución natural de la lactasa funcionante. También precisó que la taza de leche considerada en su investigación se debe a que se sabe que el consumo de esa cantidad por momento es la tolerancia natural de las personas latinas por cuestiones evolutivas y que sobre eso aumentan las probabilidades de problemas gastrointestinales.
Potencial de impacto
Sobre la necesidad, potencial de impacto e importancia del trabajo que lidera, Montserrat Victoriano resaltó que “investigaciones como esta apuntan a contribuir al mejoramiento de la calidad de vida de los adultos mayores”; tema crítico por el aumento de la esperanza de vida, envejecimiento poblacional e incidencia de alteraciones del sueño.
Y por eso junto a su equipo vislumbran la posibilidad de realizar un estudio con una población más amplia o distinta de personas si es que la hipótesis se comprueba en este, porque fácilmente podrían escalarse los resultados a otros grupos con problemas para dormir.
Fuente: www.diarioconcepcion.cl