Ricardo Ríos explicando la difícil situación de los productores en un reciente conversatorio organizado por el gremio lechero.
Una nueva compañía recurrió a la justicia para intentar ordenar sus complicadas finanzas y así evitar la quiebra. Se trata del grupo lechero y agrícola Chilterra, que controlan la familia Ríos y capitales neozelandeses.
Las sociedades Chilterra y Agrícola Dos Ríos presentaron solicitudes de reorganización judicial, con el objeto de reestructurar sus pasivos financieros y con sus proveedores.
Las deudas de ambas empresas alcanzan los US$ 60 millones, y sus principales acreedores son los bancos Rabobank, Scotiabank e Itaú, además de Prolesur, una subsidiaria de Soprole enfocada en el abastecimiento de leche y la fabricación de productos en el sur de Chile.
El grupo Chilterra se encuentra asesorado por el estudio de abogados de Luis Felipe Castañeda, especializado en estas materias.
Las compañías iniciaron sus operaciones en 1993 en la producción de leche, cría de ganado y explotación agrícola, operando en las regiones de Los Ríos, Los Lagos y la Araucanía.
Actualmente, el conglomerado cuenta con nueve salas de ordeña, más de 13 mil cabezas de ganado y opera más de 7.200 hectáreas agrícolas.
Es uno de los dos principales productores lecheros a nivel nacional y da trabajo directo a más de 200 personas, la mayoría proveniente de comunidades mapuches, según destacan conocedores del proceso.
Las principales razones que han llevado a las sociedades a iniciar estos procesos de reorganización judicial, obedecen a los aumentos de costos de producción y precios de los insumos, originados por la pandemia, y por la guerra en Ucrania.
No obstante, explican personeros que participan en la reorganización, el grupo confía en que producto de una adecuada reestructuración de sus pasivos, se podrá equilibrar la situación de las empresas y mantener su nivel de producción, considerado esencial para el abastecimiento alimenticio del país.
Estas solicitudes se suman a una larga lista de compañías que han recurrido a la justicia chilena para reestructurar sus pasivos, principalmente de sectores como la construcción y el comercio.
Los orígenes de la productora
Fue en 1992, cuando Ricardo Ríos, ingeniero civil en informática de la U. Santa María, adquirió 200 hectáreas del Fundo Santa Laura en Paillaco. Con el respaldo de su esposa Sandra Grob, partió en el negocio lechero, para luego dar el salto y formar el conglomerado Chilterra.
Con el objetivo de lograr que su firma fuera una de las más competitivas del país, el empresario viajó a Oceanía y -desde un comienzo en el negocio- decidió replicar en Chile el modelo de lechería neozelandés, que se caracteriza por ser un sistema de producción de alto rendimiento.
Las “tensiones por el conflicto mapuche”
'Por otra parte, las tensiones ocasionadas por el conflicto mapuche en la zona, y en específico en algunos predios operados por la empresa, ha llevado a tomar decisiones productivas como, por ejemplo, desistir de sembrar alimentos para el rebaño lechero, lo cual encarece los costos de producción por tener que comprar alimentos', añadió el grupo.
Además, dijo que se tuvo que aumentar la dotación de personal de seguridad, subiendo los costos operacionales. 'Lo anterior, sin perjuicio de la excelente y cercana relación que se ha construido con las comunidades indígenas aledañas a los predios, fruto de un trabajo permanente y de largo plazo desempeñado por la empresa, involucrando en su crecimiento a dichos grupos', destacó.
Fuente: El Diario Financiero