Irlanda tiene lluvia. Y pasto. Y vacas de las cuales 1,5 millones son lecheras. Hace 25 años el problema era cómo monetizar de manera sustentable esos recursos. Ahí fue cuando los irlandeses desarrollaron un nuevo modelo productivo que busca que cada una de las partes obtenga el máximo de lo que necesita, según explica Carlos Gatica, gerente técnico para América Latina de Ireland Genetics, brazo internacional de la asociación público privada National Catle Breeginf Center (NCBC),
'En Irlanda los agricultores, junto con las procesadoras de leche y el Estado, se pusieron de acuerdo para generar un programa que les sirviera a todos. Hoy cerca del 85% de los productores en Irlanda lo ocupa. Ahí la industria dijo a 10 años voy a necesitar este tipo de leche, con esta concentración de grasa y de proteína. Ese tipo de parámetros fueron incluidos en el programa. Lo mismo con los productores, que dijeron necesito una vaca que se me preñe más rápido, que no sea tan grande, u otras cosas prácticas, que fueron incluidas. Y el gobierno dijo necesitamos pensar tener estos estándares ambientales. Y eso también se incluyó. El objetivo final es que el productor rente más por cada unidad vendida, que la industria reciba la calidad y cantidad de producto que necesita y que el Estado sea capaz de responder con una imagen del país frente a lo que plantea la Comunidad Europea. Es un enfoque integral único en el mundo'.
-Pero las necesidades y requerimientos productivos y ambientales han cambiando….
Por eso se revisa cada año y se hacen modificaciones acorde a los tiempos. Hoy le están poniendo mucho énfasis a la carbono neutralidad. Entonces, el programa genético tiene temas que apuntan a la carbono neutralidad; los programas de asesoría incluyen apoyo para la carbono neutralidad; los subsidios apuntan a ella.
- ¿Cuál es la perspectiva de Irlanda en cuanto a la genética?
En Irlanda no se selecciona por los mismos rasgos que se hace en EE.UU., Nueva Zelandia u Holanda o Alemania, donde se hace por características que apuntan principalmente a disminuir las brechas que hacen a los sistemas menos rentables.
La perspectiva de Irlanda, no busca primariamente o como objetivo principal, aumentar la producción de leche, sino mejorar la reproducción de los animales y como consecuencia de eso que aumente la producción de leche.
- ¿Cómo se obtiene más leche, con menos vacas?
En la naturaleza existe algo que se llama 'trade off'. La madre naturaleza no da nada gratis. Cambia todo por algo. Entonces, cuando se busca seleccionar una sola característica al máximo, se están disminuyendo otras. Y, por ejemplo, cuando se busca obtener cada vez más leche, una de las que se disminuye, por ejemplo, es las que están asociadas a salud y supervivencia. Entonces, las vacas más productivas tienden a sobrevivir menos. Y solo ese detalle hace que cuando se tengan vacas más jóvenes en el rebaño, esos animales no alcanzan a tener una madurez productiva. Entonces, mientras más adultos son los animales, su madurez productiva es mayor y producen más leche. De hecho es un 20% menos de producción en una hembra que pare por primera vez y una que pare por tercera vez.
- Eso tiene también un aporte ambiental positivo, porque la vaca más grande emitiría menos metano….
Claro. Ahí hay una serie de cosas que hace que un animal emita más o menos. Una tiene que ver con el tamaño del animal y otra con la alimentación, qué es lo que come ese animal para producir.
Ahora lo peor que puede pasar es tener un animal grande, subalimentado y que esté produciendo menos de lo que tiene que producir. Eso lo vuelve automáticamente ineficiente.
Entonces, una de las cosas que tiene el enfoque irlandés es que hay que buscar una vaca que se adecúe al sistema productivo.
-¿Esa la vaca no es la misma para todos, aun cuando tengan el mismo objetivo?
No todos necesitan la misma vaca. Si el sistema está enfocado más en el pasto, entonces probablemente necesitas una vaca más chica; si estás enfocado en el patio de alimentación y el maíz, vas a necesitar una vaca grande, en términos generales.
El tema es ajustar el tipo de genética de animal que utilizas a tu sistema productivo y no al revés. Es decir, no cambiar el sistema productivo porque tu vaca está demandando una cosa distinta.
Esta es una aproximación más sustentable, porque al ir por un animal que se adecúe más al sistema, haces un mejor uso de los recursos. En el fondo el negocio de la leche es sacar el máximo margen por litro de leche.
Más lactancias y mejor conversión
-¿Qué requiere Chile para mejorar su producción y recuperar la masa ganadera?
Hoy la producción lechera chilena está sustentada en un 80% en base a pasturas. No significa que sean sistemas cien por ciento de pasto, pero sí que al menos un 50% de la dieta está basado en pasto. Esa es una situación muy similar a Irlanda.
Uno de los problemas recurrentes cuando se habla con productores chilenos, es que tienen problemas de fertilidad, desde dos aspectos. Por un lado, de qué tantas vacas se preñan, lo que es fundamental, porque serán esas las vacas que dan leche o animales para engorda. Pero, también fertilidad desde el punto de vista cuán autosustentable son esos sistemas.
Muchas de las lecherías hoy día no son capaces de generar su propia reposición o están muy al límite y eso limita el crecimiento de los campos, porque aunque quieran crecer no pueden hacerlo por un tema de reproducción no alcanzan a generar un excedente de hembras que ingresen y alimenten esto.
El covid una de las cosas que hizo fue aumentar el consumo de leche. La demanda aumentó y debiera permanecer. Eso hace que muchos productores hayan querido expandirse. El tema es quiénes pueden hacerlo. Los que tienen acceso a la tierra y los que pueden tener más hembra para meter en esos campos. Porque si no hay hembras, te quedas con las puras ganas, aunque se tengan los recursos económicos para invertir. Ese es uno de los grandes problemas en Chile. La masa no crece.
-¿Cómo se consigue mejorar?, A nivel de productores con tres metas súper sencillas.
Primero es lograr una lactancia por vaca al año. Eso significa que cuando se trabaja en un sistema de base pastoril, la vaca pare todos los años y justo en el momento en que hay mejor pasto. Así durante la lactancia, se aprovecha mucho más, lo que reduce el costo de producción de cada litro de leche y aumenta la calidad composicional. Al parir una vez al año y en la misma fecha, se genera un ternero -macho o hembra-, lo que asegura la capacidad de reponer ese animal.
En Chile, en la mayoría de los casos, el ciclo productivo dura alrededor de 400 o 450 días. Eso significa que la vaca produce por año, más o menos tres cuarto de ternero. Entonces, la capacidad de mantener el tamaño del rebaño está en permanente amenazada e implica inversión para comprar vaquillas.
Para esto, en el programa irlandés, hay otro objetivo, que es que los animales vivan cinco o más lactancias. En Chile está en torno a las 3 lactancias promedio.... Si un animal vive tres lactancia, significa que genera una hembra y media en su vida útil y eso pone a esa lechería en una posición incómoda al querer crecer o mantenerse. Está muy al límite.
La meta es que un animal se mantenga cuatro o cinco lactancias y ahí se pueden generar 2 machos y dos hembras. Con eso se sustituye a sí mismo y se genera un excedente para en dos o tres años doblar la masa.
Eso puede significar sumar ingresos alternativos vendiendo las vaquillas, por ejemplo, para exportación, y, además, de vender los machos para carne.
-¿Pero cómo se rentabiliza mejor esa masa?
Con la segunda meta que es obtener un kilo de sólidos lácteos por kilo de vaca. Esto es de alto interés para la industria y para los productores. Eso hace que la comida que se le da sea eficiente.
Cuando los irlandeses partieron con esto, la idea de la industria fue que les entregaran más materia prima, grasa o proteína básicamente, procesable. El incentivo es que los productores que entreguen leche más concentrada ganen más. Lo hacen varias industrias en Chile. Y mientras más cerca está la relación de un kilo de sólidos por kilo de vaca, se maximiza la rentabilidad y la eficiencia de la conversión de los alimentos que se ocupan.
-¿Alimentación o genética?
Se une la calidad del alimento que se le da, así como la genética del animal. Eso depende de la eficiencia digestiva metabólico y reproductiva, porque para que esos kilos se conviertan efectivamente en leche debe preñarse en tiempo y forma.
En una lechería tradicional la dieta se calcula en base al animal promedio. Tienes vacas de distintas edades y peso y calculas que todas van a comer lo mismo. Pero al hacer el análisis de conversión, hay que tener en cuenta que si se les dio a todas un promedio, algunas quedaron excedidas y otras quedaron por debajo de la línea. La meta es que el rebaño sea homogéneo, en tamaño y peso. edades o en una curva de distribución acotada. Mientras menos animales jóvenes, mejor porque son menos eficientes y están creciendo. Con eso se consigue acercar más la meta de eficiencia a la realidad.
-¿Entonces, las razas de los animales no son la clave?
-Fue un tema de discusión al principio en Irlanda, si se trabajaba con una o varias razas. Hoy se trabaja con lo que sea, siempre que cumpla con esos tres criterios mencionados antes.
No importa cuánto pesa la vaca, siempre cuando produzca ese mismo peso en sólidos. Lo importante es que se adecúe a los parámetros que necesitan el productor y la industria, y de paso, los temas ambientales.
En Chile, por ejemplo, me preguntan cómo son las ubres de las vacas. A los irlandeses, les interesa si la vaca llegó o no a las cinco lactancia, y que sus ubres duraron esas cinco lactancias, independiente.
Por ello siempre les advierto a los productores: contar con vacas irlandesas no soluciona todos los problemas. Lo que hay que hacer es trabajar con una mirada muy múltiple. Es el todo.
Carne o leche: pequeñas diferencias
Gatica explica que si bien son similares en estructura, el programa de la cárne y la leche tienen pequeñas disferencias, porque el de carne nació hace sólo 10 años y por ello tienen menos camino avanzado, los productores están mucho menos organizados. Por ejemplo, las vacas cuando eructan, pierden carbono, pero ese carbono podría ser grasa o músculo. Entonces buscan animales que generen menos metano para que hagan más carne'.
Las medidas para ser sustentable
A nivel global, el ganado, por su proceso ruminal, genera un importante impacto en el calentamiento global, sin embargo, mencionó que en Irlanda están avanzando hacia la carbono neutralidad. ¿Cómo?
La idea es hacer que el sistema se ajuste para conseguir efectivamente las metas para el 2030 y el 2050. Para Irlanda la agricultura y la ganadería es el 30% del PIB, donde la leche es al menos la mitad de eso. Por ello, en este ámbito, están trabajando con medidas a distintos niveles. Por ejemplo, están trabajando en la modificación de los manejos, para hacerlos más eficientes. Hoy en Irlanda la compra de nitrógeno se restringe de acuerdo a la cantidad de vacas, no a la de hectáreas. Entonces hay que plantearse cuántas unidades de nitrógeno mete cada vaca al año, a través de la orina y las fecas, y lo que falta para completar el límite normativo se puede comprar.
Hay un subsidio para utilizar cercos vivos entre potreros, y por eso reciben una bonificación pequeña por determinada cantidad de metros de cercos. A eso se suman los bosquetes, que también se benefician. Con esto se busca sumar todo aquello que captura y fija.
Cuando pensaron en sustentabilidad, el tema social también fue clave. Porque este es uno de los grandes retos que tienen los países envejecidos. Ahí el desafío es cómo convences a un ganadero que le diga a su única hija que se quede en el campo y siga trabajando. Tiene que necesariamente ser un negocio atractivo que sea tan bueno para ella en términos de calidad de vida, como de ingresos, como estudiar leyes o medicina.
En Irlanda se preocupan mucho de que esas condiciones cambien. Por ejemplo, organizan eventos en los colegios agrícolas y actividades sociales para que la gente que está en el agro se conozca y se generen parejas, porque es más probable que de esa forma se mantengan en la ganadería.
Pie Patricia Vildósola Errázuriz-
Fuente: El Mercurio - Revista del Campo