El producto, el primero de su tipo, acaba de conseguir el permiso de las autoridades chilenas para ser comercializado en el país. Su uso contribuiría a una reducción significativa e inmediata de la huella medioambiental que deja la producción de carne y lácteos.
Escondido al interior del estómago de miles de vacas y otros rumiantes, como ovejas y cabras, un producto que acaba de ser autorizado para comercializarse en Chile podría contribuir a cambiar el planeta de a poco.
Se trata de Bovaer, un aditivo alimentario para este tipo de animales que reduce su producción de metano. Creado por la empresa holandesa Royal DSM, este recibió recientemente el visto bueno desde el Ministerio de Agricultura de Chile para ser aplicado en la industria local de carne de vacuno y lácteos.
Chile y Brasil son los primeros países que le entregan el permiso a la compañía para vender este producto.
El impacto podría ser importante, de acuerdo con especialistas entrevistados. Hoy, el metano es uno de los peores gases de efecto invernadero, que tiene como consecuencia aumento de la temperatura del planeta y afecta los ecosistemas, entre otros.
A la vez, los rumiantes, como las vacas, son responsables de producir metano mientras digieren sus alimentos. De allí que Bovaer pueda empezar a cambiar ese escenario.
Desde Holanda, Mark van-Nieuwland, director global de DMS, explica a 'El Mercurio' cómo funciona el preparado: 'Cuando el ganado digiere los alimentos, produce hidrógeno y dióxido de carbono como subproductos. Los microorganismos en el estómago de la vaca convierten estos gases en metano a través de una vía enzimática. Lo que hace Bovaer es suprimir el último paso enzimático de esta vía impidiendo la producción de metano'.
Van-Nieuwland añade: 'Esta es la solución más ampliamente estudiada y científicamente probada para el desafío del metano hasta el momento. Una vez que la solución se agrega al alimento de los rumiantes, funciona de inmediato'.
Según comenta el ejecutivo, Bovaer se elabora combinando un nitrato y un alcohol de base biológica, que luego se convierte en un polvo para inclusión en el alimento del ganado. Una vez que el producto actúa sobre la vía enzimática objetivo, se deshace en sus componentes básicos originales, que ya forman parte del sistema digestivo de la vaca.
'Algo sorprendente es que solo se necesita un cuarto de cucharadita por vaca por día para reducir las emisiones de metano en aproximadamente un 30%. Para una vaca lechera, esto equivale a ahorrar más de una tonelada de CO2 por vaca al año', asegura.
Impulsar esta innovación es parte del conocido proyecto 'Clean Cow', el cual abarcó más de diez años de investigación cientifica, 45 ensayos en granjas en 13 países de cuatro continentes y más de 48 estudios publicados en revistas científicas independientes.
Eficacia y seguridad
Mauricio Adade, director de Royal DSM Latinoamérica, comenta a 'El Mercurio' desde Suiza: 'Los múltiples estudios que hemos hecho con instituciones de investigación comprueban dos cosas: primero la eficacia, porque vemos que se reduce en 30% de producción de metano en ganado de leche, de 55% para ganado de corte y tenemos números de hasta 90% en varios trabajos, dependiendo del tipo de especie de animal. Y lo segundo es que hemos comprobado que es 100% seguro'.
Emilio Ungerfeld, investigador del área de nutrición de rumiantes del Instituto de Investigaciones Agropecuarias de Chile (INIA), asegura que si bien existen muchas estrategias para inhibir la producción de metano en el ganado, las cuales se han venido estudiando desde los años 70, Bovaer es el producto que más se ha investigado a nivel mundial, lo que genera confianza respecto de su efectividad.
'En este caso, sus desarrolladores han podido dilucidar su mecanismo de acción, cómo funciona y eso es importante para darle validez. Además, al ser el primer aditivo hecho de un compuesto puro, en un lugar de ser extraído de una planta, por ejemplo, cuya efectividad va a depender de la cantidad que tenga esta, hay menos variación en su rendimiento', dice el experto.
Adade asegura que las mediciones realizadas por Royal DSM han arrojado que el aditivo puede tener un impacto ambiental enorme.
'Nosotros estimamos que alimentar un millón de vacas con este producto equivale a plantar 45 millones de árboles, entonces, creemos que el impacto es bastante significativo', dice el ejecutivo.
Giorgio Castellaro, académico de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile, coincide. 'Hay estudios que hablan de que las reducciones de metano del 30% como ha mostrado este aditivo tienen mucho valor en lo ambiental'.
Sin embargo, opina que el producto aún tiene desafíos desde el punto de vista de la implementación.
'Está el tema de que la industria crea en él y quiera usarlo, porque es un aditivo que no proporciona nutrientes, y además hay que ver sus costos en el proceso de producción', comenta. El valor aún no está definido.
Desde Royal DSM aseguran que ya están en contacto con sus primeros clientes potenciales en el país para trabajar en la mejor forma de implementar el producto lo más rápido posible.
'El próximo paso es que las empresas van a hacer sus propios ensayos con sus animales en Chile y en Brasil y a partir de ahí definir cuándo podemos empezar la aplicación', puntualiza Adade.
Investigación local
En la misma línea de Royal DSM, el INIA acaba de montar un megaensayo de investigación que busca generar alternativas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero desde predios ganaderos. La institución está estudiando una medida de mitigación en la producción de carbono y metano a través del uso de leguminosas en la alimentación de los animales y evaluando sus fecas y orinas. El proyecto se enmarca dentro de una serie de ensayos que el INIA ha estado trabajando desde hace 20 años, en relación a las emisiones de gases de efecto invernadero y pérdidas de nutrientes en sistemas agropecuarios.
Reducir la producción de metano es la vía más eficaz para frenar el cambio climático, según la Organización de las Naciones Unidas.
Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son un llamado de Naciones Unidas a los gobiernos, las empresas y la sociedad civil para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos al año 2030.
Autor: JANINA MARCANO-
Fuente: Innovación - Desarrollo sostenible