- Investigaciones recientes han apuntado a cómo los lácteos pueden ser beneficiosos para el corazón, a pesar de su aporte de grasas saturadas.
- No obstante, no todos los tipos de yogures pueden formar parte de una dieta equilibrada que puedan ayudar frente al colesterol.
El yogur es un alimento muy popular en los hogares. Pocas serán las neveras que no contengan algún tipo. Para gustos los colores y en lo que se refiere a este lácteo la gama puede ser muy amplia.
Desde el clásico natural hasta el kéfir, de frutas o griego, existen muchas opciones por las que decantarse, pero no todas son igual de recomendables.
En términos generales el yogur es uno de lácteos que los expertos señalan como saludable, siempre que se trate de productos elaborados de forma natural y sin azúcares añadidos.
Es un alimento importante, fuente de proteínas de alta calidad y capaz de aportar el 18% del calcio y el 30% de fósforo que necesita el cuerpo.
Sin embargo, como el resto de lácteos, es rico en grasas saturadas, las cuales se aconseja consumir en cantidades mínimas por su relación con el colesterol en sangre.
Por ello, las recomendaciones diarias se han encaminado a limitar o desaconsejar estos alimentos, sobre todo en personas con afecciones cardiovasculares.
No obstante algunos estudios recientes se encaminan hacia otra dirección. Remarcan que las grasas lácteas pueden incluso ser beneficiosas par el corazón.
Por ejemplo, una revisión de 2019 realizada por investigadores del CIBEROBN de la Unidad de Nutrición Humana de la Universidad Rovira i Virgili.
Tras analizar casi 3.000 artículos concluyeron que aquellas personas que consumían más productos lácteos, leche y yogur, comparadas con las que consumían menos o no consumían, tenían un menor riesgo de desarrollar síndrome metabólico, especialmente si estos eran bajos en grasa.
En concreto, detectaron que el consumo de un yogur al día se asociaba con un 23% menor riesgo de padecerlo.
Además, el consumo de lácteos enteros no se asoció con el riesgo de sufrir la enfermedad. El síndrome metabólico hace mención a un grupo de factores de riesgo de enfermedad cardíaca, diabetes y otros problemas de salud que incluye síntomas como hipertensión, niveles altos de azúcar en sangre o de colesterol.
Un pequeño estudio de 2011 observó que el yogur probiótico y convencional podría mejorar el perfil lipídico en personas con diabetes tipo 2.
En el ensayo controlado aleatorio doble ciego, sobre 60 personas aquellos que consumieron diariamente 300 gramos de yogur probiótico (con Lactobacillus acidophilus La5 y Bifidobacterium lactis Bb12 ) obtuvieron una disminución del 4,54% en el colesterol total y una disminución del 7,45% en el LDL-C en comparación con el grupo de control.
No obstante aún se necesita mucha más investigación al respecto. Por lo que por el momento la relación entre lácteos y corazón sigue siendo un tanto incierta.
Lo que sí está claro es que la mejor manera de incluir yogures en tu dieta es optar por los menos procesados, carentes de azúcares añadidos y otros aditivos. A este respecto versiones como el griego o el yogur natural serán las más saludables.
Asimismo desde la Fundación Española del Corazón recomiendan el yogur natura y siempre bajo en grasa, para aquellas personas con afecciones cardíacas.
Fuente: https://www.businessinsider.es/