Especialistas chilenos identificaron componentes de biopelículas que se forman ciertas bacterias en equipos de ordeño —e instrumentos hospitaliarios—, lo que les permitió desarrollar un algoritmo que disminuiría los riesgos de contaminación. Por el impacto que tendría, para la industria alimentaria y de la salud, ganaron premio en la Cumbre Mundial de la Leche, en Francia.
Evitar cualquier contaminación con patógenos es clave para la producción alimentaria. Y en el caso de la leche, esta contaminación se puede generar incluso al interior de los tubos de ordeña, donde se genera una capa llamada biopelícula, formada por bacterias. Fue al intentar identificar los componentes de esa biopelícula lo que llevó a un grupo de científicos de la Universidad de Concepción, liderados por el doctor Marcos Muñoz Domon, a desarrollar un algoritmo con resultados inesperados: podría ayudar a mitigar el riesgo de contaminación y no solo en la industria láctea, sino incluso hospitalaria. El impacto podría ser tal, ganaron el premio de innovación en el último Congreso Mundial de la Leche, en París, Francia.
Fueron 10 años de investigación del proyecto 'Variabilidad de la formación de biopelículas de Klebsiella pneumoniae en equipos de ordeño', lo que les tomó al doctor Muñoz Domon, académico de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Concepción, y su equipo.
'Klebsiella pneumoniae es una bacteria que hemos estudiado debido a su capacidad para formar biopelículas en equipos médicos intrahospitalarios, lo que la convierte en responsable de muchas muertes en humanos. Durante las investigaciones, descubrimos que también participa en las biopelículas que pueden desarrollarse en los equipos de ordeño mecánico utilizados en rebaños lecheros', explica Muñoz.
Fue en ese proceso que desarrollaron la primera biopelícula multiespecie del mundo. 'En investigaciones previas, ni siquiera en los catéteres o herramientas similares habían logrado identificar o comprender estas relaciones entre las especies bacterianas. Sin embargo, entender estas conexiones es fundamental. Un aspecto clave de esta investigación fue identificar cuándo una bacteria tiene la capacidad de formar biopelículas con otra', explica Muñoz, quien también es parte del Consorcio Lechero.
Y descubrieron que no existía un algoritmo capaz de corregir las variaciones y establecer un punto de comparación entre bacterias con distintos niveles de formación de biopelículas. Esa fue la gran innovación: desarrollaron uno que evalúa y compara la capacidad de formación de biopelículas con diversas cepas de bacterias.
No solo analizaron su capacidad para formar estructuras resistentes, sino también su habilidad para causar infecciones, generar daños en humanos y animales, y resistir tratamientos, ya que algunas de son resistentes a los medicamentos y pueden generar infecciones graves que pueden resultar fatales.
Muñoz insiste que, en el ámbito lácteo, en Chile podemos estar tranquilos porque la leche se procesa y comercializa a través de canales formales de estándar internacional y, además, en el sector lácteo se aplican estrictos protocolos de higienización para evitar la contaminación por biopelículas. 'Sin embargo, estas estructuras son un problema global. En ambientes hospitalarios, por ejemplo, las bacterias multirresistentes pueden formar biopelículas que dificultan su eliminación y aumentan el riesgo', comenta el doctor Muñoz.
El especialista destaca que esto es el resultado de un buen trabajo en ciencia aplicada. 'Pienso que esto refuerza la importancia de articular la ciencia con los desafíos prácticos que enfrenta nuestra sociedad. En el caso de los productos lácteos, por ejemplo, es fundamental garantizar su inocuidad', recalca.
Fuente: El Mercurio - Revista del Campo