Radiografía a los jóvenes rurales

Radiografía a los jóvenes rurales

Quieren vivir y trabajar en el campo, pero perciben que falta acceso al transporte, que la brecha digital aún es muy amplia, y que requiere más acceso a recursos y gestión del suelo, además de financiamiento. Esto fue lo que mostró una encuesta realizada por el Indap y el Injuv, a partir de la cual se busca desarrollar la Política Nacional de Juventudes Rurales.

 

Aunque en el país, en 2024, serían más de 680 mil, de acuerdo con las proyecciones del INE a partir del Censo 2017, son poco vistos. Se trata de jóvenes rurales, es decir, personas de entre 18 y 39 años, que viven en entornos no urbanos y que si bien pueden ser agricultores y campesinos, también se desempeñan en otras actividades no agrícolas.

Y si bien tienen muchas de las mismas aspiraciones que los que viven en zonas urbanas, también poseen características, necesidades y anhelos específicos, pero que al no poder satisfacerlos, tienden a migrar a las ciudades, a pesar de que quisieran quedarse viviendo y trabajando en el campo. El impacto de ello se refleja en un despoblamiento rural que impacta, incluso, aumentando la pobreza de esas zonas, poniendo en riesgo la sucesión de la propiedad, la mantención de la productividad de la tierra agrícola y la seguridad alimentaria.


Por lo mismo, 'invertir en la juventud rural es prioritario para superar la pobreza rural y alcanzar la seguridad alimentaria a través de medios de vida remunerativos, sostenibles y resilientes. A pesar de los escasos incentivos y barreras para que las personas jóvenes desarrollen sus proyectos de vida en el campo, hay una creciente concientización sobre la necesidad de integrar a la juventud, mujeres y hombres, tanto por su peso poblacional como por su capacidad de innovación. . . . y compromiso con las iniciativas de desarrollo rural. Las juventudes como portadoras de capital humano valioso, tanto por sus niveles educativos más altos como por su mejor aceptación al cambio, poseen una potencialidad enorme para revitalizar el campo y la agricultura', señala el Marco de Referencia de Juventudes del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), citando el Marco Estratégico del itando el Marco Estratégico del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola.

El director Nacional del Instituto Nacional de la Juventud, Injuv, Juan Pablo Duhalde, explica que 'tenemos que desarrollar las condiciones habilitantes para el desarrollo de la vida en las zonas rurales. Creo que esto permitirá dar continuidad al legado ya las huellas de toda nuestra historia del campo. No es solo responsabilidad de Indap, que está realizando un trabajo cada vez más potente con los jóvenes y con la ciudadanía que vive en el campo, sino también de otras instituciones que deben estar presentes, brindando otras opciones.


Sin embargo, cualquier acción requiere primero conocer quiénes son esos jóvenes y qué buscan. Fue precisamente para conocer cuál es la realidad de los jóvenes rurales y sus aspiraciones que el Indap, en conjunto con el Injuv, realizó entre el 24 de mayo y el 19 de julio de este año una encuesta (ver resultados en las infografías) que respondieron. . . . 2.762 jóvenes rurales de todo el país, aunque los que más se motivaron fueron los de las regiones Metropolitana, La Araucanía y Los Lagos.


'La encuesta surgió porque el año pasado, en el Encuentro Nacional en el Agro, el Presidente Gabriel Boric nos instruyó construir una Política Nacional de Juventudes Rurales. Entonces en ese marco hemos estado trabajando junto a Odepa y junto a la Secretaría de Agricultura en la construcción de la política que ha sido participativa con Múltiples actores del mundo público y privado, entre otros. Se creó esta encuesta para poder tener una radiografía respecto de las juventudes rurales y así poder retroalimentar la construcción de la política y que sea lo más relevante posible', explica Santiago Rojas, director nacional del Indap.


La encuesta muestra que más de un 60% de los jóvenes percibe la falta de transporte como la mayor dificultad; en tanto un 48,60% ve como mala la conectividad digital o el acceso a internet. También perciben como complejos la falta de recursos y de gestión en el uso de suelos y el agua, así como la ausencia o el escaso acceso a fuentes de financiamiento, al empleo y a la salud.


'Estas cuestiones deben ser abordadas en las agendas prioritarias del marco habilitante a nivel país para fortalecer a las juventudes rurales, que son estratégicas para la conservación de los territorios y la producción de alimentos, entre otros', comenta Rojas.

También se ve que al menos el 60% de esos jóvenes se proyecta viviendo, estudiando y trabajando en el campo, sin embargo, para ello requieren subsanar falencias como el acceso a la educación en su entorno; o el acceso a un trabajo. Asimismo, hay que recordar que en 2012, en una encuesta similar, mientras el 80% de la población decía que lo mejor era vivir en el mundo rural, el 60% esperaba que sus hijos se fueran a la ciudad.

'Eso habla de cómo, a pesar de que perciben que la calidad de vida en el campo es buena, consideran que en la ciudad hay mejores oportunidades', plantea María Emilia Undurraga, exministra de Agricultura y actual decana de la Facultad de Ciencias de la Naturaleza de la Universidad San Sebastián. 'El desafío es cómo hacer que los jóvenes consigan ver esas zonas como un espacio real de desarrollo. Una forma es ayudándolos a formarse dentro de sus mismas comunas, entregándoles no solo un conocimiento sectorial, sino una visión integradora', explica María Emilia Undurraga.

Se refiere a que hay que integrar la mirada de los jóvenes que habitan el territorio y unirlo con los desafíos del futuro. 'Tenemos que formar para equilibrar el desarrollo y la conservación y los jóvenes son protagonistas. Pero no hay que quedarse en el discurso; hoy, para acceder a la educación superior, esos jóvenes tienen que migrar a las ciudades, en donde la educación es una mirada desde lo urbano, mirando lo rural solo como un contexto anexo', plantea la experta en desarrollo rural.


Agrega que lo importante es que las oportunidades y los énfasis no sean solo en agricultura, sino en las distintas actividades que se pueden desarrollar en el territorio rural, incluido el turismo y que por lo mismo la mirada de una política de jóvenes rurales debe considerar todos. los sectores, 'para conseguir un desarrollo integral'.


Similar es la visión de Antonio Walker, presidente de la SNA, quien recuerda que es importante generar estímulos para que los jóvenes quieran regresar a las zonas rurales. 'Aquí es importante, por ejemplo, estimular los emprendimientos de los jóvenes. Es lo que se busca, por ejemplo, con el apoyo que se les está dando a las startups de agtech', dice.


De hecho, en Indap han desarrollado programas específicos para los jóvenes, y también para mujeres, e incluso se cambió la edad de 35 a 39 años para que puedan postular los programas, ya que a los 35 años muchos de ellos están recién comenzando sus emprendimientos. . . . . . .
Duhalde sostiene que 'definir la juventud dentro de este rango nos permite intencionar acciones políticas y programas sociales que dependen mucho de las capacidades y la autonomía de cada persona. Extender este rango hasta los 40 años es un buen impulso para el presente y el futuro del país'.


Lo importante es que se comenzarán a concretar acciones. 'Es importante destacar que cuando se les brindan espacios de participación a las juventudes rurales, los jóvenes se motivan y participan activamente porque sienten que pueden incidir y contribuir a mejorar la calidad de vida de la juventud rural. Otro aspecto importante es que ellos son muy empáticos y solidarios, movidos por la intención de mejorar las políticas para todas las comunidades rurales, y no por beneficio personal', explica Rojas.

Por Patricia Vildósola Errázuriz/Catalina Pinela Espinoza -

Fuente: El Mercurio - Revista del Campo