A pesar de la algarabía con la que terminó el invierno en la zona sur, gracias a las buenas cifras de precipitaciones registradas, las dudas volvieron a asomarse en los campos ganaderos del sur, debido a las escasas precipitaciones que han caído durante el inicio de la primavera.
Según un informe basado en datos de la DMCH, obtenidos en los aeropuertos de Pichoy, Cañal bajo y El Tepual, se registró el inicio de primavera —entre el 21 de septiembre y el 26 de octubre— más seco de los últimos 74 años en la zona que se extiende desde Máfil, en la Región de Los Ríos, hasta Los Muermos, en la Región de Los Lagos.
'Esta zona representa la principal zona ganadera y lechera del país, y te habla de la magnitud que está teniendo este fenómeno', asegura Carlos Gana, consultor en agroclima y autor del informe.
Según el experto, esta situación se ve reflejada en que varias especies, entre ellas las ballicas, han comenzado a cambiar su fenología, acelerando su desarrollo y encañando.
'El gran problema es que una vez que se produce este cambio en la especie no hay vuelta atrás por más que empiece a llover. El material se va a mantener verde, pero no va a tener el crecimiento vegetativo vigoroso ni la calidad acostumbrada para esta época del año', explica.
Lo anterior podría derivar en praderas reducidas y de mala calidad, lo que a su vez restringirá la cantidad y calidad del forraje que se conservará para el próximo invierno.
'Es más, podría ser que a partir de esto tengamos una merma en la producción de leche durante el próximo año', señala Carlos Gana.
Un clima extraño
Néstor Acuña, asesor experto en praderas, explica que los problemas de las praderas se arrastran desde la primavera pasada, cuando la conservación de forraje fue más baja de lo que se requería, y se intensificaron con lo ocurrido en el último invierno.
'Una de las consecuencias de las condiciones de este invierno fue que hubo atraso en las siembras de las nuevas praderas producto de que muchos suelos durante agosto estaban saturados de agua', afirma.
El asesor dice que las condiciones de la primavera de este año, sobre todo las bajas temperaturas, han terminado por configurar un panorama preocupante para el sector ganadero, que en un alto porcentaje se maneja en base a sistemas pastoriles.
'Hoy tenemos que la tasa de crecimiento de las praderas viene retrasada como 40 o 45 días respecto del estándar normal, lo que en la práctica es bastante complicado', señala.
Para los especialistas, todo lo anterior derivará en que haya una merma en el forraje disponible, lo que a su vez encarecerá la actividad ganadera, ya sea de carne o leche, ya que los productores se verán en la obligación de comprar alimento extra para sus animales.
'A la fecha, muchos de los productores que asesoro han debido comprar alrededor de un 30% extra de forraje', agrega Néstor Acuña.
Así, una de las mayores preocupaciones de los expertos en la actualidad es lo que pueda ocurrir en los próximos meses cuando comience el verano.
'A estas alturas, está relativamente claro que lo que ocurre en el hemisferio norte se repite en el sur. Y el verano de ellos fue muy seco y cálido, lo que si se llega a replicar acá, nos pondrá en dificultades claras en lo que respecta al crecimiento de forraje', indica Máximo Alonso, director del Instituto de Producción Animal de la Facultad de Ciencias Agrarias y Alimentarias de la Universidad Austral de Chile.
Cabe destacar que para desarrollarse bien una pradera de ballicas necesita temperaturas entre los 5 °C y 26 °C. Temperaturas superiores a esas podrían llevar a que se generen problemas de crecimiento, incluso si se cuenta con riego.
Medidas a tomar
Ante este panorama, los expertos recomiendan llevar a cabo algunas medidas que ayuden a aminorar los efectos negativos.
En ese sentido, coinciden en que a partir del escenario de los últimos años es necesario que el sector ganadero siga aumentando su superficie de riego en las praderas.
'En la actualidad hay alrededor de dos millones de hectáreas de praderas entre las regiones de La Araucanía y de Los Lagos, de las cuales alrededor de 10% —quizás un poco más— cuenta con riego', afirma Máximo Alonso.
'Se ha avanzado muchísimo y eso se nota en los resultados. Sin embargo, hay que seguir progresando en esa tarea', complementa Néstor Acuña.
Los expertos hacen hincapié en que contar con sistemas de riego en praderas —y usarlos bien— no solo permitirá sortear con éxito la sequía, sino que también mejorar las cantidades de alimento producido.
'Nuestras investigaciones dicen que al tener riego se pueden alcanzar 5.000, 6.000 y hasta 8.000 kg de materia seca por hectárea en una pradera', indica Máximo Alonso.
Néstor Acuña también enfatiza en la necesidad de que, ante la eventualidad de que estos episodios sigan repitiéndose en los próximos años, los productores tomen precauciones respecto de las cargas que les asignan a sus praderas.
De igual forma, reconoce la importancia de hacer permanentemente balances forrajeros.
'Además los productores pueden tomar medidas que actúen como seguros para enfrentar las próximas semanas', añade Néstor Acuña.
Así, por ejemplo, comenta que muchos de sus clientes tomaron la determinación de sembrar maíz, de modo de asegurar la existencia de alimentos complementarios.
'Otros también están renovando algunas praderas de baja producción', agrega Acuña.
El asesor también cuenta que muchos de ellos en la actualidad han estado incorporando nuevas especies en las praderas como trébol rosado y alfalfa, obteniendo resultados bastante buenos.
'Cabe destacar que estas especies siempre van en polifítico con ballicas, para hacerlas pastoreables', explica.
Otra opción que deberían barajar los ganaderos en medio de esta contingencia es aumentar la superficie de los potreros para rezago.
'Suponiendo que ahora tendremos una primavera más normal, con más calor, podríamos tener que los pastos despeguen. Así tendríamos alimento para el verano', sostiene Máximo Alonso.
El director del Instituto de Producción Animal de la Facultad de Ciencias Agrarias y Alimentarias de la Universidad Austral de Chile dice que, ante la falta de forraje, también se debería explorar la idea de comprar concentrados.
'Esto, por supuesto, debe ser analizado a partir de la realidad de cada predio, ya que involucrará un aumento de los costos', señala.
Máximo Alonso además enfatiza en la necesidad de hacer un buen manejo agronómico de las praderas.
En ese sentido, por ejemplo, comenta que es importante ajustar aspectos como la fertilización.
'No estoy diciendo que las praderas no se deban fertilizar, sino que esta tarea se debe ajustar a las condiciones de agua que tenga el suelo', indica.
Luis Muñoz G.-
Fuente: El Mercurio - Revista del Campo