Mitos de la leche... Y lo dice la ciencia

Mitos de la leche... Y lo dice la ciencia

La leche y sus derivados han acompañado la dieta humana durante milenios. A partir de la domesticación de los animales en el Neolítico el acceso a la leche animal fue más sencillo; para el periodo anterior, el Paleolítico, no hay evidencias y no el fácil imaginar ese consumo más que en episodios puntuales. Pese al hábito del consumo de leche durante siglos, en los últimos años esta se ha convertido en protagonista de intensos debates: desde quienes la señalan como causa de diversas enfermedades hasta quienes la defienden como un alimento insustituible. Para despejar dudas, un grupo de expertos, que estuvo encabezado por Sergio Calsamiglia, catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona fallecido en 2023, recopiló la evidencia científica en torno a los principales mitos que rodean al consumo de lácteos. Una serie de datos para tener muy en cuenta en el día a día.

 

Mito 1. La leche eleva el colesterol y daña el corazón

Falso. El impacto de los lácteos sobre el colesterol es mínimo y pasajero. En cambio, su consumo contribuye a reducir la tensión arterial gracias al calcio y a ciertos péptidos bioactivos. Estudios epidemiológicos muestran que quienes consumen leche y derivados presentan un 17% menos de riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares frente a quienes los excluyen.

 

Mito 2. Para perder peso hay que dejar la leche

Falso. El calcio de la leche dificulta la absorción de grasas y favorece su eliminación. Además, algunos péptidos generan saciedad. Una serie de ensayos clínicos han demostrado que las dietas hipocalóricas con lácteos logran una pérdida de peso un 10% superior respecto a dietas sin ellos.

 

Mito 3. La leche provoca diabetes tipo 2

Falso. Lejos de aumentar el riesgo, la leche tiene un índice glucémico bajo y ayuda a controlar la obesidad y problemas cardiovasculares asociados a la diabetes. Los consumidores habituales de lácteos presentan un 67% menos de riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.

 

Mito 4. La leche se relaciona con el cáncer

Falso. La evidencia científica sobre alimentos y cáncer es limitada. En el caso de los lácteos, el riesgo de cáncer colorrectal es un 26% menor en quienes los consumen. Para el cáncer de mama no se ha encontrado ni efecto positivo ni negativo. El posible beneficio se atribuye al calcio y al ácido linoléico conjugado, presente en productos de rumiantes.

 

Mito 5. La leche produce mucosidad y asma

Falso. Estudios clínicos 'ciegos' descartan esta creencia: no existe relación entre el consumo de leche, la producción de mucosidad o la incidencia de asma.

 

Mito 6. La leche es una de las principales causas de alergia

Falso. Aunque la proteína de la leche puede generar alergia, su prevalencia real es limitada: entre aproximadamente un 2 y 6% en niños y apenas entre un 0,1 a 0,5% en adultos. Muchos menores dejan de ser alérgicos cuando alcanzan la edad adulta. El mito nace del exceso de autodiagnósticos, hasta diez veces más frecuentes que los casos confirmados.

 

Mito 7. La intolerancia a la lactosa es generalizada

Cierto, pero con algunos matices que conviene precisar. La intolerancia depende de la falta o reducción de la enzima lactasa. En España, afecta entre un 11 y un 15% de la población para consumos normales. Quienes la padecen pueden recurrir a yogures, leches sin lactosa o suplementos de lactasa.

 

Mito 8. El ser humano es el único mamífero que toma leche tras la lactancia

Cierto, pero es algo irrelevante. También somos los únicos que cocinamos, cultivamos o escribimos libros. Los europeos desarrollaron una mutación genética que les permitió digerir la lactosa en la edad adulta, lo que supuso, sin duda, una ventaja evolutiva. Hoy, los estudios indican que los consumidores de lácteos tienen mayor esperanza de vida que quienes los evitan.

 

Recomendaciones de consumo

Los expertos aconsejan entre dos y tres raciones diarias en adultos, y de tres a cuatro en niños, adolescentes, embarazadas, mujeres postmenopáusicas y personas mayores.

Una ración equivale a un vaso de leche, dos yogures, 80 g de queso fresco o 30 g de queso curado.

Fuente :https://www.eldiariomontanes.es