Con la creciente presión para ofrecer dietas saludables y promover la sostenibilidad medioambiental, los productores y procesadores de alimentos se enfrentan al reto de satisfacer estas demandas.
¿Qué significa realmente una «dieta sana»? En un nuevo informe, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) han detallado unas directrices para orientar a consumidores y productores sobre lo que constituye una dieta sana. Las directrices incluyen el papel de los productos lácteos como fuente esencial de nutrientes.
Según el documento, una dieta sana debe ser:
Adecuada: Debe aportar nutrientes esenciales en cantidades adecuadas, según la edad, el sexo y el nivel de actividad.
Equilibrada: Debe incluir una proporción adecuada de proteínas, carbohidratos y grasas.
Moderada: Debe limitar el consumo de azúcar, sodio, carne roja y alimentos ultraprocesados.
Diversa: Debe incluir una variedad de alimentos nutritivos.
Este concepto es especialmente importante para los grupos vulnerables, como los niños de hasta dos años, para los que la OMS recomienda el consumo diario de alimentos de origen animal, incluidos los productos lácteos, que aportan proteínas de alta calidad y vitaminas esenciales.
La importancia de las proteínas en la dieta y el papel de los lácteos
El consumo de proteínas es una preocupación central en las dietas actuales. La OMS recomienda que las proteínas representen entre el 10% y el 15% de la ingesta energética diaria de los adultos, con niveles que varían según el grupo de edad. Para los adultos, la ingesta segura es de 0,83 g de proteínas por kg de peso corporal al día. Por ejemplo, una persona de 60 kg debe consumir unos 50 g de proteínas al día.
Los productos lácteos, ricos en proteínas de alta calidad, destacan como fuente ideal para cumplir estas recomendaciones. Además, el consumo moderado de productos lácteos bajos en grasa ayuda a controlar la ingesta de grasas saturadas, promoviendo la saciedad y ayudando potencialmente al control del peso.
Productos lácteos funcionales: beneficios para la salud intestinal y más allá
Además de su valor nutricional básico, la OMS y la FAO destacan que los productos lácteos funcionales, como el kéfir y el yogur fortificado, desempeñan un papel importante en la salud intestinal y son fuentes esenciales de vitaminas y minerales.
Dietas sanas y sostenibilidad medioambiental
Además de favorecer la salud, las dietas saludables desempeñan un papel clave en la transición sostenible del sistema agroalimentario. El informe de la OMS y la FAO subraya que los patrones dietéticos sostenibles pueden ayudar a reducir el uso excesivo de los recursos naturales, combatir la pérdida de biodiversidad y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
En este sentido, los productos lácteos, cuando se producen de forma responsable, pueden alinearse con estos objetivos de sostenibilidad.
Por Valeria Hamann
Fuente: EDAIRYNEWS