Aunque muchos son los mitos que se tejen en torno al consumo de leche de vaca, advirtiendo sobre eventuales riesgos para la salud que se pueden derivar de su ingesta, expertos advierten que no todos esos señalamientos son ciertos, reconociendo algunas de las virtudes que tiene la inclusión de dicho alimento en la dieta regular.
Según expertos, aunque la leche es un alimento completo que provee todos los nutrientes necesarios para los mamíferos en sus primeros años de vida, este alimento podría seguir siendo considerado una ideal fuente de alimentación durante la etapa de crecimiento, e incluso durante la edad adulta, gracias a su complejo balance de proteínas, grasas, minerales y carbohidratos. Esto lo hace un alimento muy completo y le entrega ventajas comparativas frente a otros, pues su combinación de beneficios es difícil de encontrar.
De acuerdo con los expertos, la leche y algunos de los productos preparados a base de ella son fuentes de proteínas fácilmente digeribles y que, además, le aportan al cuerpo el porcentaje necesario de aminoácidos, convirtiéndolas en proteínas que deben verse como de ‘alta calidad nutricional’.
Si bien otros alimentos, como las mal llamadas leches de origen vegetal, pueden ofrecer algunos de los nutrientes hallados en la leche de vaca, podrían no contar con un ‘paquete tan completo’ al carecer, según advierten los expertos, de algunos componentes que sí podrían hallarse en el alimento descrito, como aminoácidos esenciales.
En ese sentido, gran parte del valor nutricional de la leche deriva de su alto contenido de calcio, proporcionando la cantidad necesaria, en dosis correctas, de este nutriente.
Se estima que, con la ingesta de lácteos en tres porciones diarias, estas pueden aportar hasta el 75 % del calcio requerido, advirtiendo que si bien este nutriente puede hallarse en otros alimentos, su contenido es mucho menor, por lo que alcanzar los niveles mínimos sugeridos es más difícil si se excluye este alimento de la dieta.
Algunas prevenciones
De acuerdo con un estudio publicado por el medio The Conversation, si bien es cierto que el 70 % de los lípidos de la leche corresponden a ácidos grasos saturados, buena parte de ellos son considerados “de cadena corta”; esto los haría de fácil digestión, advirtiendo que los ácidos grasos que aporta este alimento difícilmente pueden ser elaborados por el cuerpo humano a partir de la ingesta de otros alimentos.
En cuanto a la finalidad de estos, los expertos destacan su importancia en procesos vitales como coagulación, procesos inflamatorios e incluso control de la presión sanguínea.
En ese sentido, la publicación referida advierte que uno de los mitos que debería abolirse del ideario popular es el relacionado con la presunta relación negativa entre la ingesta de leche y la salud cardiovascular, advirtiendo que los ácidos grasos allí presentes son considerados fuentes de energía rápida, que los hace no acumularse en el tejido adiposo.
En cuanto al aporte de vitaminas, se advierte que la leche es fuente de vitaminas de los complejos A, D y E.
En ese mismo sentido, el efecto de saciedad que produce la ingesta de leche también podría ser un aporte al control de peso, en tanto este alimento tiene un aporte calórico relativamente bajo.
Fuente: https://www.semana.com/