La huella de carbono es una de las mayores preocupaciones de los sistemas de producción actuales, debido a que el cambio climático es la realidad más latente que está viviendo el mundo. Conozca el trabajo que se ha venido realizando desde el sector agropecuario.
Felipe Aristizábal, medico veterinario zootecnista, indica en una charla de Fedegán de Colombia, que existe una afirmación que ha rondado los últimos años en el negocio ganadero y está relacionada con que los sistemas estabulados afectan negativamente la huella de carbono, para lo cual el experto asegura que debe ser analizada más a fondo.
“De manera tradicional, este sistema de producción si impactan al ambiente, pero hay una nueva mega tendencia en los líderes y la vanguardia de la industria productora de leche de Estados Unidos que se ha concentrado hacia las producciones de carbono neutro”, explica Aristizábal.
Esta nueva manera de trabajar está cogiendo mucha popularidad en países como Estados Unidos, donde los productores cada día están preocupándose más con la sostenibilidad con la que manejan el negocio.
Para esto, se están realizando diferentes actividades como "aprovechar el estiércol y los desperdicios para la generación de energía, a tal punto que en muchos sistemas norteamericanos hoy vale más el gas producido por los desperdicios de las vacas que hasta incluso la propia leche”, describe Aristizábal.
Esta tendencia que se está manejando en este país se ha vuelto un negocio complementario a la producción de leche al que muchos productores le están apostando para diversificarse y sacar mayor provecho de todo el proceso.
De acuerdo con Aristizábal, “hoy se está trabajando mediante el desarrollo de tecnologías que lleven a esos sistemas estabulados a carbono neutro, que es realmente bastante revolucionario que, incluso de convierte, en un riesgo para los productores de otro tipo de latitudes por un factor de mayor competitividad”.
Sin embargo, para el académico esto no es tan simple como parece, pues por mucho que sea carbono neutro o no contaminante, no termina generando el impacto que tienen los modelos pastoriles en la absorción de CO2 atmosférico, llegando a ponerlo bajo la tierra y así generar todo el proceso de reconversión.
En palabras de Aristizábal, “ahí realmente hay un área de oportunidad gigante para explotar como valor agregado”.
De hecho, hace pocos días este medio publicó que los ganaderos de California están empezando a ganar más dinero vendiendo el estiércol de sus vacas que la leche, pues la materia fecal ha aumentado su valor en los últimos años después que compañías energéticas lo usan para obtener biogás del metano que de allí proviene.
En una investigación realizada por la Universidad Nacional de Colombia en Nariño, se encontró que para proponer un sistema de manejo y aprovechamiento del estiércol bovino se debe proponer un sistema de recolección del material, teniendo en cuenta que solamente se podría recuperar el 20 % del estiércol generado en cada finca.
En el estudio se explicó que, en promedio, en cada finca se generan 138 kg de estiércol por día. El 75 % de los integrantes de las asociaciones utilizan este para realizar fertilización directa a las praderas, el 15 % realiza compostaje.
En la investigación, se realizó el diseño de unos biodigestores a escala real, teniendo en cuenta el presupuesto de las familias, la temperatura ambiente media del lugar, entre otros. La idea de estos es que el volumen efectivo fuera suficiente para tratar el estiércol bovino recuperable. (Lea: Biodigestores comienzan a tomar fuerza en Colombia).
Fuente: ttps://www.contextoganadero.com