El Centro de Investigación y Enseñanza de Ganado Lechero de la Universidad Estatal de Michigan tiene una nueva máquina para sus vacas que podría ayudar a los agricultores a luchar contra el cambio climático en todo el mundo.
La máquina, que dispensa golosinas para las vacas y analiza su producción, es parte de un proyecto en curso sobre cambio climático dirigido por el profesor de ciencia animal de MSU, el Dr. Mike Vandehaar.
El proyecto tiene como objetivo descubrir cómo los diferentes tipos de alimento para el ganado afectan la cantidad de metano que producen las vacas.
El metano actúa como gas de efecto invernadero cuando se libera a la atmósfera, contribuyendo al aumento de las temperaturas del planeta. Como gas de efecto invernadero, el metano es 25 veces más potente que el dióxido de carbono, según la Agencia de Protección Ambiental .
El proyecto de Vandehaar es un paso hacia la reducción de la huella medioambiental de las vacas lecheras.
“La gente no come lácteos porque cree que es malo para el medio ambiente”, dijo Vandehaar, “pero a la mayoría de la gente le gusta el helado. No quiero que te sientas... culpable cuando lo comas”.
La máquina que permitió la investigación de Vandehaar tiene aproximadamente el tamaño de un armario grande y tiene una abertura para que las vacas coloquen sus cabezas. Una vez que sus cabezas están dentro, la máquina dispensa bolitas de melaza, golosinas para las vacas. Mientras las vacas comen, la máquina analiza la cantidad de metano que eructan.
En el próximo estudio de Vandehaar, las vacas serán alimentadas con suplementos que contengan ácidos grasos. La investigación preliminar muestra que estos suplementos podrían reducir las emisiones de metano de las vacas en aproximadamente un 20 por ciento, dijo.
"Queremos saber si algunos ácidos grasos son más eficaces que otros", dijo Vandehaar.
Vanderhaar dijo que el metano de otras partes de una granja lechera se puede convertir en una fuente de combustible. El centro cuenta con otra máquina, llamada digestor, que captura el metano emitido por la fermentación del estiércol y otros desechos orgánicos.
esolver estos problemas ambientales es un paso pequeño pero importante para la acción climática, afirmó.
Las vacas representan alrededor del 11% de las emisiones de gases de efecto invernadero, y sólo el 20% de esas vacas se utilizan en granjas lecheras, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación .
Los otros proyectos de Vandehaar han tenido como objetivo reducir el desperdicio de alimentos con “sobras de alimento”, o alimento para ganado elaborado con los restos de las cosechas de plantas.
El alimento sobrante se elabora a partir de partes ricas en fibra de plantas que de otro modo se desperdiciarían, como semillas de algodón no utilizadas, dijo Vandehaar, que las vacas pueden comer.
Fuente: https://statenews.com/
