Uno de los problemas endémicos más graves y profundos del agro a nivel mundial, ha sido la migración campo – ciudad. La gente, buscando acceso a un trabajo distinto, a diversas posibilidades de educación, de entretención, entre otros; opta por dejar el campo y el trabajo agrícola, para aventurarse a las grandes luces urbanas.
Sin embargo, es sabido que estas migraciones, en variadas ocasiones, distan mucho de ser positivas para estas personas y sus familias, enfrentadas a la dificultad de encontrar trabajo, y a pagar arriendos habitacionales con altos valores. Los jóvenes por su parte, atraídos por la velocidad, el ruido, y las oportunidades de las ciudades, pierden su conexión con las raíces agrícolas, y la naturaleza.
Pero la pandemia del Coronavirus llegó para cambiarlo todo. Actualmente, las grandes metrópolis mundiales son sinónimos de contagios masivos, de largas cuarentenas, de locales cerrados, de luces apagadas y silencio. Esa supuesta “calidad de vida” de la que se jactaban las ciudades, parece haberse extinguido. Y si algo nos ha enseñado el Coronavirus, es que es insostenible de ahora en adelante, el vivir hacinado en las ciudades.
De esta manera, en todos los continentes se está experimentando un proceso inverso al vivido hasta ahora, donde los habitantes urbanos está buscando lugares más tranquilos, más pacíficos, menos poblados, y volver a conectarse con la naturaleza. Buscan respirar aire puro, pertenecer nuevamente a una comunidad, gozar de espacios abiertos y paisaje, producir sus propios alimentos, tener más espacio para vivir y menores precios para comprar.
En nuestras lecherías, al despertar cada mañana para trabajar con nuestros animales, conectados con la naturaleza y nuestra gente; siempre hemos sabido que la calidad de vida está aquí, en el campo.
Desde nuestro gremio, estamos trabajando fuertemente en conectividad, en educación técnica, y promoviendo el desarrollo tecnológico y la capacitación en los campos, para que el sector agrícola sea cada vez más atractivo para ésta y las futuras generaciones.
Invitamos así a todos los que quieran aportar al sector lechero trabajando o emprendiendo, a que no lo duden, porque aquí está la tranquilidad, la naturaleza, la familia, y el trabajo que más necesita el mundo: la agricultura.
Por Marcos Winkler, presidente de Aproleche Osorno.
Fuente: El Diario Austral de Osorno