El uso de antimicrobianos y la resistencia de las bacterias a éstos, es un problema en salud humana, pero también afecta la producción animal. El uso indiscriminado por años, y sin mucho control, ha favorecido la aparición de microorganismos multirresistentes que incluso atentan contra las alternativas terapéuticas en medicina humana.
Realizar un mal diagnóstico o aplicar una terapia en forma incorrecta pueden producir consecuencias directas en el animal y en la producción lechera. Por otra parte, no respetar el período de resguardo puede llevar a la contaminación de la leche con residuos de fármacos, y por lo tanto, poner en riesgo la inocuidad del producto.
Esta situación es crítica frente a una de las patologías que más dolores de cabeza produce a los productores lecheros como es la mastitis, causada por una serie de agentes etiológicos de origen bacteriano principalmente. De ahí la importancia que el diagnóstico y la elección terapéutica sean llevadas a cabo por el médico veterinario tratante, ya que éste debe asegurarse de la efectividad de la terapia elegida, no sólo en base a su experiencia, sino que también, y con mayor importancia, a través de pruebas de sensibilidad/resistencia a los fármacos.
Dada la enorme relevancia de este tema, tanto en medicina humana como animal, y bajo el enfoque de “Una Salud” es que organizaciones internacionales ligadas a estas materias instauraron la “Semana Mundial de Concientización Sobre el Uso de Antibióticos”, impulsada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y Organización Mundial de Salud (OMS).
Se conmemora cada mes de noviembre y tiene como objetivo aumentar la concienciación mundial sobre la resistencia a los antibióticos y fomentar las mejores prácticas entre el público en general, los trabajadores de la salud y los responsables de la formulación de políticas públicas.
Para prevenir la aparición y la propagación de estas resistencias a los antibióticos, a nivel predial se deben seguir los protocolos y las buenas prácticas de producción y ganaderas, continuar realizando capacitaciones al personal sobre la importancia del correcto uso de esta herramienta terapéutica, así como sobre el monitoreo y registros estrictos de su uso.
En nuestro país existe una institucionalidad que vela por el correcto uso y, por ende, por la inocuidad de los productos. En este sentido, la autoridad sanitaria monitorea los niveles de residuos en la leche y sus derivados a través del cumplimiento de los Límites Máximos Residuales (LMRs), y a nivel de productos de exportación el Servicio Agrícola Ganadero (SAG) es quien vela por el cumplimiento de los LMRs según el mercado de destino. Sin embargo, es responsabilidad de todos asumir el compromiso de hacer las cosas bien y como debe ser.
Por último, no debemos olvidar que el uso de antimicrobianos corresponde a la última línea de defensa, y que debemos velar por usarlos sólo cuando se deba y lo menos posible. Un buen manejo preventivo en el rebaño es crucial y requiere abarcar todos los aspectos relacionados con la aparición o con el favorecimiento de las etiologías causantes.
Autor: Nicolás Pizarro Aránguiz, Médico Veterinario, Doctor en Ciencias Silvoagropecuarias, investigador en inocuidad alimentaria, Área Nacional Alimentos del Futuro, INIA Remehue.
Fuente: https://www.diariolechero.cl/