El pasado domingo, luego de la ola destructiva que azotó iglesias, infraestructura pública y privada, mostrando nuevamente la peor cara del denominado “Estallido Social”; el rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña, señalaba a últimas horas del día en un programa televisivo, una verdad que el mundo político pareciera olvidar: «en democracia son todos los puntos de vista admitidos, pueden perseguir los propósitos que le plazca, puede dejarse llevar por la ideología que quisiera. La democracia se erige bajo una sola prohibición; está excluida la violencia, está excluido coaccionar físicamente o mediante la amenaza al adversario para forzarlo».
Como gremio, llevamos años trabajando por la paz en el sur de Chile. Recientemente apoyamos a los camioneros, y dijimos #NoMásViolencia, saliendo a las calles para demostrar la necesidad de que impere el Estado de Derecho. Hoy nuevamente nuestras ciudades se ven sofocadas bajo un manto de violencia, a días de un relevante plebiscito, y además, en medio de la pandemia del Coronavirus.
Los lecheros, como todos los agricultores, pymes y emprendedores nacionales; necesitamos certezas mínimas para seguir adelante, y creer en un futuro mejor. Pero bajo la violencia desatada en Santiago, en la Araucanía, y en cada una de nuestras ciudades, se ve complejo garantizar un progreso para los sectores productivos del país. Las economías del mundo están mirando a Chile, y no precisamente con buenos ojos, debido a la violencia e incertidumbre que unos pocos han logrado instalar.
Y desde su vereda, el mundo político pareciera seguir dudando en incertezas, propias del cálculo político. Envueltos en disputas superfluas y visiones parceladas de lo que son los derechos humanos y la violencia, han permitido que minorías generen un clima país, que pudiera amenazar incluso el proceso democrático de este domingo.
Desde nuestro gremio, hacemos un fuerte llamado a pensar en el Chile que queremos, a utilizar los instrumentos e instancias democráticas para dialogar sobre nuestro futuro, y a rechazar la violencia en todas sus formas, ya que erosiona la democracia, afectando profundamente la posibilidad de recuperar la unidad, el dialogo y la paz en nuestra sociedad.
Fuente: El Diario Austral de Osorno