A los productores lácteos les irá bastante mejor que a los de carne durante los próximos meses. En líneas generales, tanto el consumo como las exportaciones en el seno de la UE mantendrán una línea descendente y eso tendrá consecuencias negativas sobre los precios que recibirán los ganaderos. Esas son las principales conclusiones que se extraen del informe presentado por la Comisión Europea, donde analiza las perspectivas a corto y medio plazo de las principales producciones agroganaderas.
Las previsiones comunitarias apuntan a que la producción láctea aumentará durante el próximo año un 0,8 %, motivado fundamentalmente por el aumento del 1,6 % del rendimiento por animal, ya que la masa se reducirá en torno al 0,9 %.
En cuanto a las exportaciones de productos lácteos industriales se prevén recortes sustanciales en comparación con el presente ejercicio.
Bruselas destaca que durante el primer semestre de este año las exportaciones de leche en polvo registraron un repunte del 12 %, gracias sobre todo al incremento del 52 % en las ventas en el continente africano.
Esta evolución tan favorable difiere de la que se prevé para el próximo año cuando la Comisión Europea calcula que las exportaciones de leche en polvo caigan alrededor del 2 % mientras que las de queso subirán un 3 % —dos puntos menos de lo que lo hicieron en el 2020— y las de mantequilla repuntarán un 5 %, la mitad de los registros con los que se prevé cerrar el año.
De cumplirse lo vaticinado por Bruselas, se espera que el consumo de lácteos caiga en el entorno del 0,4 % durante el próximo año y que los precios que reciban los ganaderos a medio plazo apenas sufran modificaciones. Ni siquiera se refleja un repunte significativo de la materia prima en los próximos meses, tal y como viene siendo habitual en los últimos años al llegar el otoño.
Con todo, desde el sector productor no dudan en calificar este hipotético escenario como de positivo por cuanto prolongaría el actual período de estabilidad que viene caracterizando al lácteo, necesario tras varios años de continuos sobresaltos. Esta coyuntura se reforzaría con el hecho de que los costes de alimentación —representan el 60 % de los gastos totales de una granja— se mantendrán estables durante el próximo año. Así lo confirman varios operadores que ya han cerrado la compra de materias primas como la soja y el maíz para el próximo año, con cotizaciones que permitirán mantener los actuales precios de los piensos.
Este último aspecto también beneficiará a las granjas productoras de carne que, sin embargo, no tendrán un 2021 tan despejado en el resto de aspectos que condicionan su actividad. O, al menos, esas son las previsiones que maneja la Comisión que calcula incluso una caída generalizada del consumo que, en el caso de la carne de porcino, se situará en el 1,1%. Peores todavía son los pronósticos para el vacuno que sufrirá una caída de la demanda del 2,1% hasta los 10,4 kilos por persona.
Estas cifras van en sintonía con un escenario en el que se vislumbra una caída significativa del volumen de exportaciones cárnicas europeas _solo el pollo se salva con un discreto repunte del 1% interanual_ que el informe comunitario sitúa en el 4% para el vacuno y un 10% para el porcino. Variedad esta última que vincula su evolución negativa al brote de peste porcina detectado en Alemania, primer productor del continente y origen de la mayoría de las ventas comunitarias en el extranjero.
En este sentido, la Comisión Europea se muestra cauta y señala que la evolución de las exportaciones de la UE dependerá de la capacidad germana para contener la enfermedad y la buena voluntad de sus socios comerciales para implementar el principio de regionalización permitiendo las importaciones desde zonas libres de la enfermedad como sería el caso de España y Holanda.
Fuente: https://www.lavozdegalicia.es/