Según el Observatorio de la Cadena Láctea (OCLA), la producción de leche viene creciendo a un ritmo sostenido desde que comenzó el año; incluso es posible estimar un volumen de 10.910 millones de litros de leche para fin de año, lo que representaría un incremento del 5,5%. Dicha variación está dentro de las proyecciones más moderadas, ya que en el sector hay quienes vislumbran un crecimiento que podría llegar al 7%.
En Buenos Aires, una de las provincias con mejor perspectiva climática, los últimos indicadores son aún más alentadores: el período enero/julio cerró con un aumento de producción del 9%, aunque para saber cómo terminará el año habrá que ser paciente y observar algunos puntos claves: uno de ellos será el comportamiento y la dinámica de las lluvias en la primavera, otro aspecto a tener en cuenta será el esquema económico del tambero y por último en este contexto de pandemia, el tiempo que tome la reactivación económica, tanto en el mercado interno como externo porque aquí y en todo el mundo la cadena comercial termina en el consumo.
Desde ya que todas estas proyecciones incluyen los pronósticos climáticos conocidos a la fecha, las relaciones de precios actuales y proyectadas, el relevamiento de pasturas, reservas y vacas de las diferentes regiones y no prevé ninguna contingencia extrema.
Fernando Córdoba, presidente de la Mesa de Productores Lecheros de Santa Fe también confirma que en términos productivos, 2020 será un gran año. “Desde enero tenemos un crecimiento sostenido con 7% más de producción. Las vacas vienen de un año tranquilo, de un verano seco, no tuvieron inundación ni problemas con el barro, tenemos reservas y se dio todo para tener una buena producción, además los tactos que se están haciendo en los últimos 60 días indican muy buena preñez, por lo tanto si acompaña el estado del tiempo para que hagamos buenas reservas, vamos a tener un 2021 todavía mejor”.
Asegura que “esto no pasaba desde hacía mucho tiempo, porque tuvimos años con mucha inundación y el exceso de agua es el peor enemigo de la lechería. Según Córdoba, si el clima permite sembrar los maíces que luego se usarán como complemento de la dieta de las vacas, la producción seguirá en aumento. Incluso hay quienes se animan a pensar que si todo sale bien no se estaría tan lejos del pico histórico de 12.061 millones de litros ocurrido en 2015.
Para lograrlo también habrá que resolver un problema mucho más próximo, que es el precio que recibe el tambero. Los productores reclaman un atraso en términos inflacionarios ya que desde que comenzó la pandemia la industria no movió los valores, que hoy se ubican en torno a $18,20. Desde la industria explican que habría un aumento de 40 centavos por litro en el precio de la leche que se pagaría en septiembre, sin embargo, por los incrementos en los costos de los últimos meses, los tamberos piden que la industria pague $20 por litro para que el esquema cierre con una rentabilidad lógica para el productor.
Vale aclarar que según el OCLA, la parte del negocio que se lleva el productor dentro de la cadena láctea fue para julio de 2020 del 34,3%, que si bien no es el máximo de 36% obtenido en junio del año pasado, está bastante por encima de la media del 30,2%.
Para las cámaras de la industria láctea, la posibilidad de mejorar aún más el precio al productor dependerá de al menos tres cuestiones: una de ellas será la posibilidad de exportar y de los precios de la leche en polvo en el mercado internacional, que viene en caída. Por otra parte, habrá que observar lo que se defina en términos de precios máximos, ya que los lácteos figuran dentro de los productos que tienen el precio congelado desde marzo. Y por último será fundamental la recuperación del poder adquisitivo de los consumidores, ya que las empresas del sector venden cada vez más leche fluida y quesos cremosos (los más económicos) y advierten una caída en las ventas de yogures y quesos duros.
Fuente: https://www.ambito.com/