Hasta fines de mayo, el escenario era complejo, ya que había un déficit de precipitaciones en torno al 90% con relación a un año normal en zonas como Santiago.
Pero las lluvias de junio en gran parte de la zona central generaron alivio, con un mes que llegó a generar un superávit de 33% en Santiago y de 48% en Curicó.
Sin embargo, los especialistas aseguran que el volumen caído no es suficiente para dar por terminada la sequía y aún es decisivo lo que ocurra en el resto de julio y agosto.
'Si bien las últimas lluvias y nevadas han sido muy bien recibidas, estas no logran influir en el extremo déficit que se ha acumulado durante la última década', indica el último informe de la Dirección Meteorológica de Chile (DMC) para los meses de julio, agosto y septiembre.
Mirando el lado positivo, las lluvias caídas ya superan el total del año pasado y es posible afirmar que será un mejor año en materia de disponibilidad de agua para riego.
Invierno incierto
Las lluvias de junio fueron una sorpresa, ya que las condiciones climáticas no hacían prever un frente tan abundante para la zona central.
'Súbitamente cambió la oscilación antártica a una negativa, lo que permitió que los frentes comenzaran a llegar hasta la zona central, y fue inesperado porque se conjugó con que el anticiclón del Pacífico estaba más retirado hacia el océano, por lo que su capacidad de bloqueo había disminuido y los frentes pudieron entrar en forma normal', explica el agroclimatólogo y director de Agrimed, Fernando Santibáñez.
Para el resto del invierno los pronósticos no son tan favorables, ya que las aguas del océano Pacífico se han enfriado –—aunque no es el fenómeno deLa Niña— y las lluvias podrían alejarse.
'Nos encontramos en una fase Neutra, pero las anomalías de la temperatura superficial del mar se han ido enfriando, lo que de acuerdo con los modelos haría esperar que para fin de año se desarrolle La Niña… Si llega a desarrollarse hacia la primavera, se esperaría que las temperaturas entre Coquimbo y Los Lagos estén más frías de lo normal y que las lluvias sean inferiores', dice Catalina Cortés, meteoróloga de la Dirección Meteorológica de Chile.
De hecho, el reporte de la DMC señala que lo más probable es que el invierno termine con una condición bajo lo normal en cuanto a lluvias en la zona centro sur, entre Maule y Biobío, y entre normal a bajo lo normal para las zonas de Valparaíso a O'Higgins, y en La Araucanía.
Pese a ese panorama, Fernando Santibáñez advierte que la oscilación antártica continúa en una fase negativa, por lo que podría dar paso a otro frente durante el mes de julio.
'Si se da la coyuntura de que la oscilación antártica sigue en fase negativa y las aguas frías que vienen entrando se demoran, podrían venir un par de frentes que dejarían los promedios cerca de lo normal', dice.
¿Fin de la sequía?
Si se toman los datos de junio del año pasado hasta mayo de este año, entre el sur de Coquimbo y la Región de Ñuble hubo una sequía de categoría extrema, por lo que no se puede dar por terminada.
'El déficit acumulado anual se encuentra muy por debajo de lo normal y oscila entre 20% y 50% en gran parte de la zona central y sur. Y a dos o cuatro años de extensión, la sequía se vuelve extrema en buena parte de la zona central', detalla el reporte de la DMC.
Fernando Santibáñez calcula que se requiere de un invierno en el que las lluvias superen al promedio normal entre 20% y 50% en la zona central para poder salir de la sequía.
'Mi análisis es que no deberíamos estar tan lejos del fin de la sequía. La historia muestra que tenemos ciclos de los veinte años, por lo que las décadas de 2020 y 2030 deberían ser más generosas en lluvias si cumple esa estadística', comenta, aunque cada vez los ciclos secos serán más intensos y los lluviosos más débiles.
'Si en lo que queda de este invierno vuelve a haber un par de frentes de la magnitud de los de junio, podrían salir de la emergencia agrícola algunas zonas desde O'Higgins al sur, pero es prematuro afirmarlo', añade Fernando Santibáñez.
*Paloma Díaz Abásolo -
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Fuente: Revista del Campo
