'El 100% del forraje en los últimos tres inviernos se ha obtenido de la remolacha forrajera', afirma Christian Barrientos, administrador de Ganadera Las Tranqueras, quien cuenta que con 150 hectáreas ha podido alimentar sin problemas a sus 750 vacas lecheras.
Es que este cultivo se ha revitalizado como una alternativa de bajo costo y nutritivo, tanto para el ganado lechero como el de carne. Pero para que sea eficiente, se deben seguir pasos tanto para su cultivo, para facilitar su consumo en el predio, como para que el animal se acostumbre.
Lo primero es contar con un suelo descompactado, para que la planta pueda extender sus raíces a profundidades de entre 25 y 30 cm., y hacer un buen control de malezas.
El predio se deberá diseñar de acuerdo a la cantidad de vacas a alimentar. 'Las vacas necesitan al menos un metro de ancho para comer e ir avanzando. Además, hay que considerar que deben alimentarse de forma perpendicular a la hilera. Así, si hay 50 vacas, la hilera debe ser de 50 metros de largo', explica Verónica Favere, experta en ganadería y forraje e investigadora de la Agencia de Extensión Rural Valle Medio del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria de Argentina (INTA).
La siembra debe realizarse, idealmente, entre fines de agosto y principios de septiembre, con una sembradora neumática de alta precisión y remolachera.
Es importante recordar que este cultivo debe usarse en rotación para evitar enfermedades en el suelo.
Asimismo hay que considerar que hay que realizar un proceso de acostumbramiento alimenticio del ganado bovino a este alimento. La idea, dicen los expertos, es que los animales se acostumbren a su textura y sabor, y se reduzcan las opciones de que sufran acidosis ruminal, una condición que se relaciona con la baja del pH del rumen y que en el peor de los casos, los puede llevar a la muerte.
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Rolando Araos Millar-
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